Deu dits, 2004
Música: Agustín Fernandez
Manos: Teresa Calafell
Duración: 8’45”
Hace unos años me rondaba por la cabeza la idea de realizar un film donde los protagonistas fueran diez dedos y las múltiples posibilidades de expresión en crear escenas y personajes con tan sólo las manos. Las intuiciones que me rondan por la cabeza se desvanecen, en su mayoría, al poco tiempo. Unas por ilusorias, otras por banales. Algunas persisten durante días, a veces años y van tomando cuerpo en mi mente. La película de Deu Dits no fue una idea fugaz, fue permanente y obsesiva. Con el tiempo se convirtió en un proyecto que tuve que dibujar para ver con mis propios ojos y gestar en el papel la sucesión de imágenes escénicas a filmar. Una de las primeras decisiones fue emplazar las secuencias a rodar sobre una mesa a modo de “lección de cocina”. Ello permitiría subvertir un código de cámara establecido por los programas gastronómicos de televisión y su peculiar manera de trabajar con el objetivo. Por ociosidad imaginé un cierto guión, más exactamente diferentes temas, como por ejemplo: el Paraíso con un Adán y una Eva en medio de una naturaleza muerta de hortalizas y frutas o las mil formas que surgen al manipular una masa de harina o al cocinar un delirante pastel… Las manos de Teresa Calafell engendraron los más enigmáticos, expresivos, tiernos o violentos caracteres. Así una hoja de col, como máscara en el horizonte, a la que su dedo agujereó a la altura de los ojos dándoles la visión primigenia que observa el enfrentamiento hostil de dos dinosaurios hechos con sus dedos. En una y otras escenas sus manos se trasvertían en una sorpresa, ahora bailaban un perverso tango, ahora representaban un seductor strip-tease. La mano desnuda.